No seas un buscador enfrascado en la importancia de su búsqueda.
Arrepiéntete de tu arrepentimiento!
El corazon del hombre despertó, ya sin enamoramiento por los agudos y los graves, sin llantos, ni risas.
En la auténtica perplejidad del alma salió más allá de cualquier búsqueda, más allá de palabras y del habla, sumido en la belleza, ahogado sin posibilidad de rescate.
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