De las frases más conocidas de Sócrates, según sus discípulos, una nos llama la atención porque ha marcado dos tendencias distintas según la interpretación que se haga.
Dicha frase es según unos, conócete a ti mismo, y según otros, cuídate a ti mismo.
El conocimiento por un lado (el lado oficial) y el cuidado de si por otro (el otro lado).
La diferencia es sutil, pero maliciosa, porque no podemos prescindir de ninguno de los dos, pero a lo largo de mucho tiempo el conocimiento se impuso, oscureciendo al cuidado.
Pero el cuidado de si es costoso porque implica el cuidado de los otros, nuestros semejantes, nuestros diferentes y en general nuestro prójimo.
Nada humano nos puede resultar ajeno, lo ajeno es lo que no es humano.
La transformación de si.
Pueden darse dos transformaciones, una interior y otra exterior, ambos casos dependen tanto del cuidado como del conocimiento.
En el caso de la transformación interior, que es el caso de la poesía, el arte o la filosofía, el conocimiento actúa sobre si mismo y en el caso de transformación externa, que sería el caso de la ciencia, la técnica o el trabajo, el conocimiento actúa sobre lo otro, sobre lo que no es uno mismo.
El conocimiento se transforma en práctica, en cuidado de si.
El filósofo, al menos el antiguo, lleva una vida filosófica, que en ocasiones es incluso relativamente independiente de su discurso teórico.
Dicha frase es según unos, conócete a ti mismo, y según otros, cuídate a ti mismo.
El conocimiento por un lado (el lado oficial) y el cuidado de si por otro (el otro lado).
La diferencia es sutil, pero maliciosa, porque no podemos prescindir de ninguno de los dos, pero a lo largo de mucho tiempo el conocimiento se impuso, oscureciendo al cuidado.
Pero el cuidado de si es costoso porque implica el cuidado de los otros, nuestros semejantes, nuestros diferentes y en general nuestro prójimo.
Nada humano nos puede resultar ajeno, lo ajeno es lo que no es humano.
La transformación de si.
Pueden darse dos transformaciones, una interior y otra exterior, ambos casos dependen tanto del cuidado como del conocimiento.
En el caso de la transformación interior, que es el caso de la poesía, el arte o la filosofía, el conocimiento actúa sobre si mismo y en el caso de transformación externa, que sería el caso de la ciencia, la técnica o el trabajo, el conocimiento actúa sobre lo otro, sobre lo que no es uno mismo.
El conocimiento se transforma en práctica, en cuidado de si.
El filósofo, al menos el antiguo, lleva una vida filosófica, que en ocasiones es incluso relativamente independiente de su discurso teórico.
Las actividades sobre sí permite efectuar al filosofo cierto número de operaciones sobre su cuerpo, su pensamiento, su conducta o cualquier forma de ser, con el fin de cambiar su visión del mundo, obteniendo así una transformación de sí mismo.
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